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Testimonio: la cosa más natural del mundo

Teresa es una mujer morena de grandes ojos cafés, cabello muy largo y muy negro, poquísimas canas. Las bibliotecarias la saludan en cuanto entra a la Sala Multimedia y ella se detiene a charlar un rato. Todo en ella es amable y directo. Desde hace medio siglo vive a corta distancia de la Vasconcelos, por eso cuando la estaban construyendo vino un día a ver la obra.

Nació hace 70 años; se casó hace medio siglo; tuvo tres hijos a los que les inculcó el estudio disciplinado, pero como ellos asistían a escuelas privadas ella creía que no necesitaban las bibliotecas públicas; ahora piensa que le habría gustado llevarlos a una.

Comenzó a venir regularmente hace cinco años; primero porque tenía la intención de retomar temas de su licenciatura –aunque es graduada en química nunca ejerció–, pero al conocer la biblioteca decidió aprender inglés utilizando los videos de la Sala Multimedia: desea poder comunicarse con sus nietos, que viven en el extranjero. Ahora también ha comenzado a participar en un taller de lectura en voz alta, aunque considera que su actividad principal en la biblioteca sigue siendo estudiar y mejorar su inglés.

La biblioteca pública como territorio de intereses extendidos. La señora Teresa, 69 años, ama de casa, autodidacta de idiomas; estudió química hace 50 años.

Teresa, volver al estudio 40 años después

Soy química titulada; ¿mi ocupación principal? soy ama de casa y soy lectora de la iglesia de San Felipe de Jesús, en el centro. Aquí vengo estudiar inglés en las tardes y a leer. Casi a diario, menos sábado y domingo porque tengo compromisos familiares, pero si no yo me vendría a meter a diario, es mi segunda casa, la quiero y la adoro.

No, no di clases, no me dio tiempo, por eso de que tú te haces de obligaciones, tienes los hijos, te recibes, luego trabajas y luego, cuando veo, ya otra vez estoy embarazada; yo tenía dos hijos a los 38 años y otra vez a cuidar niños y otra vez en la casa y ya cuando te das cuenta ya pasó el tiempo.

No, no, las mujeres no disponemos de tiempo y los hombres tampoco; hay que aprovechar el tiempo, hay que aprovecharlo. Antes no podía ir a la biblioteca porque pues cuando tienes hijos chicos está una pues con las tareas, y cuando el grande tenía 16 años, el otro 12 y me visitó la cigüeña y tienes un hijo chiquito y no, tienes que estar en la casa.

 

No, no, las mujeres no disponemos de tiempo y los hombres tampoco. Hay que aprovechar el tiempo, hay que aprovecharlo. Antes no podía ir a la biblioteca porque, pues cuando tienes hijos chicos está una pues con las tareas...

 

Yo he tenido muchos problemas con mi marido, muchos, para que él se hiciera a la idea de que yo estaba aquí toda la tarde. Y eso que soy una mujer rebelde, no soy dócil. Yo digo que él sí creía que estaba en la biblioteca, pero no le gustaba, no. No puede ver una cosa que cambie, le molesta. Y ya ahora si no vengo a la biblioteca anda desesperado buscándome aquí en la biblioteca. El trabaja ahí enfrente. Los sábados y los domingos, cuando le digo “vamos a ver una película” “ay, noooo”. Yo a veces voy y pago mi película en el cine, y vengo aquí y está mejor aquí de gratis: tienen unas buenísimas, nomás que uno a veces no sabe buscar, sí, pero buenísimas, tiene un acervo tremendo de películas.

No tengo un ingreso, mi marido es el que me da todo. Mi hijo antes me mandaba, pero ayudaba yo al grande que a veces se quedaba sin trabajo, pero ahorita ya no me manda porque se hizo de una casa y ahorita está amolado... Pero bueno, me voy caminando de aquí a mi casa en San Felipe, también de regreso; hago como media ahora, según con el paso que vaya.

Vine cuando la inauguraron, pero no recuerdo el año. Sí venía al inicio, pero no tan seguido porque no podía, porque mi marido no me dejaba. Mi marido trabaja aquí enfrente y se molestaba que estaba yo toda la tarde aquí. Pero ayer le dije qué le molesta. No sé, tal vez porque no estaba yo en la casa.

Yo también sufro mucho con los hombres por lo de género ¿no? En la iglesia también hoy me pusieron a dar la comunión y los compañeros varones se molestan, y mi marido también se molesta que yo esté estudiando inglés. Y quién no.

 

No, qué horror estar en la casa ¿no? No, mi esposo y mi hijo ven como la cosa más natural, cuando no vengo a la biblioteca creen que estoy enferma.

 

Al inicio vine a leer, a estudiar, a repasar química, que por cierto creo que es lo que menos hago. Sí, pero hay unos libros fabulosos de química que no los había cuando yo estudié. Pues la primera vez no me acuerdo cuándo fue, pero sí me acuerdo que me pareció algo precioso y además yo vivo en un condominio que no me gusta estar ahí, puro quehacer. En la mañana me dedico a hacer rápido lo que pueda hacer y se acabó y ya el resto del día a aprender, a ver algo diferente.

No, qué horror estar en la casa ¿no? No, mi esposo y mi hijo ven como la cosa más natural, cuando no vengo a la biblioteca creen que estoy enferma. Ellos están acostumbrados. Es como si tú acostumbras comerte diario un mango, una manzana, el día que no te la comes “ay, por qué no te la comiste” “ay, no fuiste a la biblioteca, mamá”, es parte de mí.

Porque los cursos de inglés los pido, varios, he pedido varios, lo que hace falta es practicar, practicar, tú empiezas a pensar "cómo lo voy a decir esto". Pero el día que yo tenga necesidad de todo lo que he acumulado yo lo tengo que sacar. Lo que pasa es que no lo sacas porque no lo necesitas. Mi hijo cuando viene les compra cuentos en español a sus hijos, es que al niño le costó mucho trabajo hablar en inglés, imagínate español, pero sí, algo sí entienden ya.

Lo principal es estudiar inglés porque es muy caro en las academias, es muy caro, $1900 cuesta. Son cinco semanas, ayer pregunté y me dijeron: son $1900. Por eso vengo unas dos horas, dos horas y media, todas las tardes. A veces yo veo películas en la Sala Multimedia, muy rara vez. Por ejemplo ayer vi una película muy buena, francesa -tienen cine extranjero, sobre todo europeo, muy bueno-.

Vengo seguido, no, diario, siempre, solamente que salga del Distrito Federal porque tengo mi papá en Puebla. Porque me gusta, es un hobby. Pero aparte yo tengo un hijo en Inglaterra y mis nietos hablan inglés. Esa es otra motivación. Estuve tres meses en Inglaterra el año pasado pero ellos me hablaban en español y me encontré un amiguito que hablaba español. No, no es fácil. Pero siempre moviéndome en la ciudad todo en donde ellos viven, subiéndome a los camiones y sí me desenvolvía.

Ahorita estamos en la clase de lectura en voz alta en la biblioteca, y entonces nos ponen en grupos de tres y entonces estás ya dos horas con una persona y ya que te conoces... Ah, porque soy lectora en voz alta. Hubo piques en la iglesia porque un padre empezó a poner otras personas a leer y entonces mi amor propio... pero yo siempre había tenido ganas de leer más y no me concentraba porque tuve problemas de la vista por la menopausia, por mi quehacer. Entonces ahorita que estoy leyendo en voz alta y estoy agarrando un pedacito en voz alta y ya me pico y me quedo leyendo. Yo quería leer leer y no podía por inquieta, soy hiperactiva. Y entonces ahorita ya lo estoy logrando por medio de la lectura en voz alta, me está ayudando a mí en lo personal, ya no tanto en mi desempeño como lectora en la iglesia.

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