Biblioteca de las emociones: The Garden Library
En junio de 2017, durante las jornadas por el Día Mundial del Refugiado, realizadas en la biblioteca de Kista, en Suecia, Romy Achituv, artista interdisciplinario, presentó la labor de The Garden Library, proyecto fundado en 2009 por la ONG ARTEAM. Ubicada en el parque Levinsky, dentro del barrio de Neveh Sha’anan en Tel Aviv, Israel.
Imágenes: The Garden Library, T. Rogovski.
The Garden Library opera principalmente con voluntarios que se han comprometido con brindar un mejor presente a las personas que se integran a la comunidad por causas muy diversas: refugiados, trabajadores migrantes, personas en situación de calle, entre otras. Según las palabras de uno de los fundadores: “la biblioteca se ha convertido en un faro que ilumina entre el prejuicio y la sospecha mutua”
Bajo la premisa de ser un lugar hospitalario y democrático, la biblioteca no pide ningún tipo de identificación a quienes la frecuentan. De esta manera, aquellos que residen ilegalmente en el país son capaces de tener acceso a la cultura, incluso en su propio idioma.
El acervo de esta biblioteca se compone de 3,500 volúmenes en 16 idiomas distintos y su ordenamiento es poco convencional.
El equipo fundador decidió probar un sistema de catalogación que funcionara para la diversidad de público que atienden. Para ello determinaron siete categorías:
divertido
aburrido
extraño
deprimente
fascinante
inspirador
triste
Al finalizar el libro, el lector debía asignar una de las siete emociones categorizadas por colores. Al procesar el material, el bibliotecario en turno debería registrar la modificación y acomodar el libro en su nueva sección, si fuera el caso. Los lomos de los libros se iban coloreando según su trayectoria por la estantería.
De 2009 a 2012 registraron los procesos en una base de datos que reflejaba el movimiento de los libros. Además, enlazaban el movimiento de los libros con noticias de lo ocurrido en Israel y el mundo. Esto le daba contexto a las lecturas de los usuarios. Cuando ocurría algún accidente o enfrentamiento, el ánimo de los lectores era bajo. Si había buenas noticias, usualmente la pasaban bien en la biblioteca.
Se trató de un enorme esfuerzo por considerar el entorno de los lectores. Cada lectura dejaba huella en el acervo.
Para conocer más sobre este proyecto:
