Don Hugo: un veterano de y en la BV
A las 8:30 suele haber decenas de personas en la plaza, esperando que abran las puertas para ingresar. A veces son más de 30, otras, 60, 100. Sobre todo son jóvenes, adultos y algunos adultos mayores. Entre ellos suelo ver a don Hugo, pues es de los primeros en entrar. Los adultos mayores suelen pasar a la Sala de Video o al área de publicaciones periódicas (que él casi no visita prefiere consultar la prensa en línea). Camina pausado pero firme. Sube en elevador hasta el mezzanine del primer piso y después, directo al Piso 7 para ocupar un equipo de cómputo del Área de Linux.
Es moreno, 1.60 de estatura; escaso cabello blanco; parece tener una década más que sus 79 años de vida. Habla con energía, mirándote directamente a los ojos. Le interesa la historia, la vida política. Y él es un objeto de interés para nosotros, los bibliotecarios. No sólo porque es uno de los muchos autodidactas que pueblan las bibliotecas, como evidencia el libro Autodidactas en bibliotecas, que recoge distintas experiencias autoformativas, algunas incluso varias décadas después de terminar los estudios académicos. La curiosidad humana es inagotable, y las bibliotecas públicas son espacios donde el conocimiento construido es retomado de forma personal y autodirigida. Las bibliotecas están llenas de personas sin límites (y sin tope de edad).
BV 2018.
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- Vivo muy cerca, a dos o tres calles de aquí. Nací en Puebla y me trajeron de pequeño. Me encontré una ciudad desierta, comparada con esta de ahora. Los precios eran en centavos, los tranvías de rieles metálicos eran el principal medio de transporte. Los camiones costaban 3 centavos. Había una biblioteca que estaba a un lado de mi escuela. Yo estudiaba en la Prevocacional 4, por la glorieta de Peralvillo. La biblioteca estaba situada en un inmueble de una ex aduana, era de estantería cerrada. También asistí algunas veces a una biblioteca que estaba ahí en El Chopo.
De joven trabajé en el periódico Avance, El Sol de México, la revista Tiempo. Pero hace 20 años que no trabajo en un periódico. Me he dedicado a hacer otras cosas: a vender periódicos en la calle, trabajar en una escuela haciendo limpieza… Actualmente lo que hago es vender espejos en la calle. Busco una bolsa, la lleno de espejo o de rastrillos y me lanzo a venderlos. Trato de dedicarle el menor tiempo posible para estar lo más tiempo posible aquí, en la mañana vengo y vengo también en la tarde. Vengo todos los días, sábado y domingo incluso.
Todos los días llego a las 8:30 de la mañana; depende la actividad que tenga me voy entre 10:30, 12 p.m. Me voy a trabajar, trabajo lo antes posible y apenas termino vengo para tratar de aprovechar lo más posible. Salgo de la biblioteca para vender en toda la ciudad, conozco toda la ciudad. Hay veces que me desplazo muy lejos, a las orillas de la ciudad, hay veces que a los municipios —o sea, no solo la ciudad, sino la zona metropolitana también—, y me regreso.
Cuando llego temprano consulto la noticias del día: me meto a La Jornada, a Proceso y algún otro, por ejemplo, al portal del Índigo. A veces me meto a Kiosco.net para tener una panorama poquito mejor. Es que estoy realizando un trabajo de investigación sobre el surgimiento de la oligarquía mexicana. ¿Por qué? porque esa oligarquía nació en forma de varios grupos que durante la época de la Revolución se pusieron de acuerdo como Federación Nacional Revolucionaria y a partir entonces se alternan el poder.
La investigación la hago mucho en internet, pero hay una gran cantidad de ensayos, información histórica y libros, consulto libros, por ejemplo las memorias de Emilio Portes Gil. Ese libro no lo tienen aquí en la biblioteca, aquí lo que tienen es “La verdadera Revolución Mexicana”.
Me he dado cuenta de que la historia de México ha sido analizada de una manera muy local, muy regional, o sea, analizan las cosas internas, las contradicciones que tienen y se pasan de alto los sucesos del marco internacional, que están estrechamente ligados, por ejemplo la renuncia de Huerta, que fue el mismo día, o el día posterior a la declaración de guerra de Estados Unidos en la primera Guerra Mundial.
Me he dado cuenta de que la historia de México ha sido analizada de una manera muy local, muy regional, o sea, analizan las cosas internas, las contradicciones que tienen y se pasan de alto los sucesos del marco internacional...
Tampoco se mencionan los actores internacionales que hicieron que Porfirio Díaz renunciara al gobierno, porque Díaz se enfrentó en una forma muy abierta en contra de la Doctrina Monroe y fue obligado a renunciar como un primer golpe y toda América lo respaldó, toda América Latina, pero después ya se echaron para atrás.
Sí, he hecho un poco de investigación sobre eso, sobre la la jerarquía, el surgimiento, desarrollo de la jerarquía y la forma en cómo se han combinado para tener el control del país. Es muy difícil detectarlos porque no hay información de los grupos que la integran: de vez en cuando suelta algo la misma familia, como el caso del Grupo de Monterrey ¿verdad? que la misma familia sacó un libro y da a conocer muchas cosas interesantes; es un libro que ya no se consigue. Igual del grupo del Sinaloa, o sea, esa jerarquía viene desde la provincia oriental y la provincia occidental de la época de la conquista.
Un decano de la BV
Vengo a la Vasconcelos desde que la pusieron. Al primer o segundo día que la abrieron empecé a venir. Fue gran tristeza para mí que la cerraran más de un año. Venía yo a consultar libros… En esa época estaba yo estudiando sociobiología, hace diez años. ¡aquí de autodidacta! y la cerraron y me iba yo a la Biblioteca México, a otra biblioteca que está ahí en República de El Salvador. Cuando la reabrieron otra vez, empecé a venir.
Aquí en la biblioteca he venido a cursos de filosofía. He asistido también a cursos que me parecen interesantes y, bueno, eso ayuda a que tenga una visión más alta. He participado sobre todo en cursos de filosofía porque empecé a querer una visión lo más amplia posible, y solamente lo que proporciona la filosofía. Porque como la están trabajando hoy en día los maestros es una filosofía que es como si quisiera estudiar biología humana o química y me pasara estudiando a los alquimistas. Toda la filosofía como lo tratan hoy es historia de los filósofos y empiezan desde Sócrates para atrás, y recorren a todos los filósofos ¿verdad? y llegan a nada.
Los jardines los he visitado, me parecen extraordinarios, preciosos. Desafortunadamente la gente no sale pues porque están cerrados, ve uno ventanales y no se atreve a cruzar y tenerlos abiertos pues tampoco, pero a lo mejor una invitación a que pasen y visiten ayudaría más a que la gente se introdujera ¿no?
También he ido a los debates y me parecen muy interesantes. Si, le llamo debate, pero he visto que les dicen conversatorios.
La Sala de Música no la he utilizado, pero he visto una gran cantidad de películas en la de video. Aquí hago de todo, nada mas falta que me den de comer.
BV 2018.
He tomado los cursos de computadoras aquí. Veo que son buenos; últimamente no he tomado ningún curso porque ya no me son útiles. He aprendido de forma autodidacta las presentaciones electrónicas, los cursos de tablas Excel y este otros cursos de informática. Yo estoy en el área de Linux.
No intervengo mucho en eso de redes sociales porque pierdo mucho el tiempo.
La biblioteca digital: usuarios sin edad límite
Desde que se desarrolló esa innovación de la microcomputadora veía los aparatitos con mucha envidia porque estaban muy caros, yo no podía comprarlos. Pero poco a poco fui aprendiendo de manera autodidacta.
Aquí se encuentra a uno investigadores, hay un investigador norteamericano que viene, que antes venía más seguido, ahora viene cada semana; está haciendo una investigación de la relación entre el cuerpo y la mente o algo así. Y aquí conversamos e intercambiamos opiniones.
Me gustaría que ésta se convirtiera en una biblioteca más digital. O sea, hay muchos libro en otras biblioteca del mundo y no tenemos los puntos para entrar a esas bibliotecas del mundo, a la Biblioteca del Congreso, con millones y millones de libros o a las bibliotecas europeas que también tienen millones de libros, y entonces consultar los libros que tengan ya digitalizados.
Me gustaría que se convirtiera en una biblioteca digital, que tuviera una gran cantidad de computadoras, ya no son suficientes. Entonces eso mientras no se popularice que cada quien tenga su computadora de forma individual.
Tengo una computadora que no tiene Internet, pero prefiero trabajar aquí. Se trabaja muy a gusto, es un lugar muy cómodo, es un lugar que causa satisfacción. Realmente yo me siento muy orgulloso de que haya esta biblioteca, la siento como parte de mis posesiones.
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Don Hugo, como los autodidactas insaciables que se cultivan en las biblioteca, tiene opiniones claras. Está convencido de la importancia de contar con herramientas básicas, y el acceso digital es una de ellas, a pesar de haber usado esta tecnología solo esta última década de su vida. No puedo dejar de pensar en las cosas que me ha dicho de regreso a casa.
Cada que me encuentro con un vendedor ambulante pienso si no será otro como él, o cuáles serán sus intereses invisibles, pasiones, y cómo pueden hacer para cultivarlos. Cuántos don Hugo hay en la biblioteca y cuántos no han podido llegar. Quizá lo sea el que se acerca a limpiar los cristales, la señora que vende tamales o fruta, o David, el vendedor de barritas de amaranto que está a la entrada de la plaza.
Tal vez si los biblitecarios nos preocupáramos no por promover la lectura, sino por fomentar la curiosidad, tendríamos más bibliotecas llenas.